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LORETO SESMA- NO ME VOY A OLVIDAR DE TI

martes, 20 de diciembre de 2016

Premios Ortega y Gasset


Según fuentes de internet, los Premios Ortega y Gasset fueron creados en 1984 por el diario El País en memoria del pensador y periodista español José Ortega y Gasset. Se otorgan a los mejores trabajos publicados en medios de comunicación en español de todo el mundo, primando la defensa de las libertades, la independencia, el rigor, la curiosidad y la pasión de quienes lo ejercen, como valores esenciales del Periodismo.
El jurado de los Premios está formado por personalidades relevantes del sector de la comunicación y de la vida económica, social y cultural. Cada uno de los premios está dotado con 15 000 euros y con un aguafuerte conmemorativo, obra del artista donostiarra Eduardo Chillida.

Dados

Cogiste un dado, lo lanzaste al aire y sacaste un uno.
No entiendo a la gente que puede vivir sin conocerte, ni a la que te conoce sin haber vivido nada contigo. Sé que si me voy alguna vez sin ti, todo lo que soy se quedaría en tierra. Porque tu voz retumba en mí y tu mirada se ha vuelto el mar más bonito en el que me puedo sumergir.

Cogiste un dado, lo lanzaste al aire y sacaste un dos.
Eres de esas personas que aunque diga 'adiós', siempre vuelve, dispuesta a poner a prueba tus cinco sentidos en cada latido.
Tu (son)risa tatuada en mi bandera es el sonido más claro de la felicidad extrema. Que no es rosa, ni sabe a chocolate, tampoco sé muy bien si se puede tocar; el sentido está en saberla disfrutar.

Cogiste un dado, lo lanzaste al aire y sacaste un tres.
Eres la sexta costilla de la lágrima que te hace diferente, la que quiere dar la cara sabiendo que eres la cruz de la incógnita despejada. Eres esas manos que me sacan las astillas del bate con el que juego cada noche frente al espejo, que me hace sufrir, hasta que veo la suerte que (te) tengo.




Cogiste un dado, lo lanzaste al aire y sacaste un cuatro.
Perdóname si te digo que prometo romper todas tus barreras, quiero darle una patada al karma y dejar en paro al señor que reparte los problemas. Perdóname si te digo que la diferencia marca lo comúnmente extinguido: porque te han visto y te han confundido conmigo; con la voz que te entra por la boca y te sale por los oídos cada vez que te reconocen en un grito.

Cogiste un dado, lo lanzaste al aire y sacaste un cinco.
Las personas tenemos muy poco que decir cuando tenemos a quien.
Tú eres una de esas personas que con solo mirarte descubren todo tu valor, que con una palabra el desierto se congela y tú, no sé cómo lo haces, pero siempre sonríes.

Cogiste un dado, lo lanzaste  al aire y sacaste un seis.
No sabes que tu sonrisa es el único reflejo que hace brillar los charcos que provocan tus lágrimas. No sabes que el fuego no quema porque sabes convertirlo en frío. No sabes que cuando estoy lejos echo de menos la fuerza de tus abrazos. No sabes que yo vivo colgando de tus alas y que daría mi vida por no perder la tuya.

Y no sé, no entiendo por qué no se puede tirar más veces el dado, si contigo en mi, vida, toda la suerte me la he ganado.

Nuestro futuro

Odio el sonido de la última
alarma que escuchamos antes
de despedirnos.
Odio el olor que dejas en mi ropa,
la mitad de cama
y de almohada que me sobran
porque tu (me) faltas.
Y por odiar, también odio
el calcetín que te dejaste debajo de mi cama
creyendo, que así ya no habría
monstruos que convirtiesen mis
sueños en pesadillas,
sin saber, que mi mayor pesadilla
se da, cuando me despierto
y
          no
                      te
                                    veo.



Supiste caer en mi
cuando ni si quiera yo
sabía que me sostenía.
Supiste lamerme las heridas
dotando mi vida con poesía,
escribes mi mejor presente
para poder recitarlo
en nuestro futuro.

Fuiste capaz 
de abrazarme en todas mis huidas
hacerme ver que después de una caída
ibas a llegar tú
para llenarme la vida de vida.
Y hoy, entiendo
que no hay mejor punto de sutura
que el de tus brazos
rodeando mi cintura.



Hoy me propongo
pintarme las manos
dibujar en el cielo tu silueta
y ahora sí...
                                                                                                                                                            eres mi mejor estación
                                                                                                                                                  mi mejor trayecto
                                                                                                                                                     y mi mejor destino.



Voy a desgastarme los labios
y las manos
y el pecho
para susurrarte
que un abrazo
es mi mejor excusa
para despedirnos en sístole
y volver a encontrarnos
en diástole.



Voy a darme por vencida
dejar de intentar ganar
cualquier guerra
de la que no seas tú
mi punto de partida.
Y si quieres ver en mi
todo lo que nadie más ve,

Q
       U
             É
                   D
                            T


                                        E.

Eres

Eres mi as, caballo y espada.
Eres mi más sincera balada.
Eres invierno en mi verano más caluroso,
quien te descongela las manos
que otros congelaron en frío.
Ramo de bienvenida
y lágrimas de despedida.


Con tanto viento y tan pocas palabras.
Por ti muero y mato
si la caída es precipicio,
a tu mano me ato.


Levántate y cae,
hazte heridas
me decías, pero te he visto
la última vez que me sujetaste
antes de caer herida
para luego volver a salvarme
hasta detener mi huida.


El reloj que se detiene
cuando llego tarde
y el ángel que me salva
cuando el demonio de mi infierno arde.
Todas esas palabras
que no son suficientes
para agradecerte
el simple hecho de tenerte.



Si lloras,
cogeré piedras a escondidas
borraré tus lágrimas deprisa
haré que todos tus problemas
se vuelvan suicidas
y reconstruiré tu sonrisa.


Hoy me da igual el camino por el que ir
porque hoy, mañana y siempre
mamá,
todos los caminos me llevarán a ti
y no me importa no saber salir.


La palabra más importante
que dejabas sin subrayar
en la frase más hermosa que leías:
“Te quiero, mamá”.



                                                        Y ahora sopla cada vela 
                                                        pidiendo un deseo...



lunes, 28 de noviembre de 2016

Ella

Ella bailaba al ritmo de las olas.
Sin compás. Sin normas que
cumplir. Solo tenía algo en contra:
el viento.
Viento que jugaba a despistar.
A meterse por debajo de su falda,
sin dar la cara.
Quizás era porque ella nunca
mostraba la suya. Todos creían saber
como era, pero en realidad,
nunca nadie la hubiese podido describir.


Rompía con todo.
Ni siquiera la nubes
podían verla partir. Y lloraban.
Lloraban gotas de agua,
que el frío convertía en hielo.


Era la deseada por todos y a la vez,
dueña de nadie.
Algunos no creían en ella
porque nunca la habían visto venir.
Huracán de ilusiones y sonrisas.
Pintaba arco iris después de la lluvia,
Veía estrellas brillar cada vez que
unos ojos lo hacían.



Y gritaba...
gritaba en silencio,
que ella allí estaba,
que no te iba a dejar marchar
y que solo desconfiaba
del que la esquivaba
cuando con ella se encontraba.


Juzgaba con pena de muerte al alma de:
marinero en tierra, estrella fugaz
y sonrisa a medias.
Era magia.
Cosía heridas de dolor para hacer de ellas,
cicatrices de recuerdo.


El regalo de la felicidad,
pertenece a quienes lo sacan

de su envoltorio”

Balas

Y justo ese día,
las hojas cayeron del árbol,
el sonido de la lluvia dejo de relajarme
para pasar a formar parte de la tormenta.
Fue como sentir un frío de invierno
colándose en lo más profundo de los huesos.
Pero sin tí como manta.
Y no sabes lo que duele eso.


Las 18:00 en el Templo de Debod
y no pude ver el atardecer,
porque tú, decidiste
no sonreír a esa hora.
Y ahora, entiende
que no crea en los relojes,
si no eres tú quien marca mi norte.


Caminar descalza con las manos
rechazando todo tipo de tacto que no fuese
el de tu piel.
Explicarle a mi corazón que hoy no,
que hoy sístole y diástole,
serán una orquesta de novatos.
Y esperar que la noche
de tregua a tu pesadilla,
se duerman los miedos
y amanezcan los sueños.


Sé que eres más de puertos
que de (h)olas,
pero a veces hay que arriesgarse
a vivir la aventura desde dentro
y no mirar como ese barco se te
es
           ca
                          pa....




Voy a guardarme las ganas de ti,
todos los 
'te
                 echo
                                   de
                                                         menos'
que hoy han sido de más.
Los 'Te quiero' que aún me quedan
por dibujarte; con la lengua, con las manos
y la mirada.
Y te guardo a ti,
para recorrerte por la espalda
dando la cara al miedo de saber

que así es un día sin ti.

Siempre diecinueve

Hay voces que acarician
y risas que hacen
perderte sin remedio.
Clavículas,
que hacen de su hueco
el mirador perfecto para contemplar
todo
lo que tu piel me permita ver.
Puentes llenos de suicidas
y yo, colgando de tu sonrisa.

Que alguien me diga
qué tren debo coger
para llegar hasta ese lugar
que aquel día
me lleno la boca de ganas
y las manos de 19 poemas
que recitarle a su espalda.

Cuando nos empeñamos
en viajar
para conocer mundo,
es
porque aún no ha pasasdo
por delante de nosotros
la Torre Eifel
el Big Ben
la muralla China
la puerta de Brandemburgo
el Amazonas
la Ópera de Sidney
todo junto
en un mismo cuerpo.
El suyo.




Voy a confesarle que las noches
son más largas cuando
no tengo su (a)brazo como almohada
de nuestra cama,
esa que lleva sus iniciales grabadas
desde que hizo tregua de mi guerra.

Ahora
vamos a dejar todos
los relojes abiertos,
olvidarnos de
querer a destiempo
inmortalizar
                                   contigo
                                                         cada

                                                                                    momento.

~SDQ~
 
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